Mi tormenta.
Estaba al filo del abismo y ni lo sabía. A punto de caer, de romperse y se hizo el silencio. Un silencio tan profundo que dolía. La calma antes de la tormenta lo llaman. De repente el sonido de sus lágrimas inundó la sala. Era un sonido ensordecedor. Dolía verla romperse, verla perder la esperanza. La miré y cada poro de su piel gritaba que me fuera, que me alejase. No podía, le debia la verdad de todo. Y fue al pronunciar un ''lo siento'' cuando supe que la había perdido, lo vi en su mirada. El dolor era tan intenso que dejó de sentir. Y yo me quedé con el silencio, mi tormenta.